Siempre hay diferencias familiares, pero, ¿se pueden solucionar o no?

Siempre hay diferencias familiares, pero, ¿se pueden solucionar o no?

Cada familia es un mundo

Dicen que cada familia es un mundo y así es. Dime, ¿acaso no es cierto que en todas las familias, en general, hay diferencias? Pues a veces no te llevas bien con sus padres, te cuesta entender la manera de pensar de sus hermanos, las reuniones familiares que siempre terminan en discusiones, que pueden ser seguidas o esporádicamente, no es aceptable.

¡No eres la única persona en el mundo que ha experimentado eso, hoy en día! Yo misma lo he experimentado en primera persona.

Distintos tipos de personalidades

Y es que en una familia pueden haber distintos tipos de personalidades, caracteres o comportamientos que hacen que choquen y se generen roces, pero a fin de cuentas, la familia es la familia.

La convivencia

La convivencia siempre es compleja, y siempre habrán discusiones o problemas que resolver. Sin embargo, también existen algunas maneras de hacer que las relaciones familiares, fluyan con mayor cordialidad.

Llevando la fiesta en paz

Lo primero que hay que hacer para llevarse mejor con la familia, es aceptar a sus miembros como son, con madurez.

Puede que su mamá sea la antítesis de su personalidad y que sus creencias no sean las mismas que las tuyas, pero eso no la hace menos mamá.

Lo mismo puede ocurrir con su cuñada/o, su hermana/o o su abuela/o. Cuando comprendemos que cada persona es diferente a nosotros y respetamos sus diferencias, aceptamos su forma de ser y las relaciones fluyen de mejor manera automáticamente.

Pero, esto es una actitud que se debe adoptar, no obstante, no quiere decir que se acepte.

¿Actuar en consecuencia?

Las personas solemos actuar en consecuencia, cuando vemos que quieren acaparar la atención o ir a nuestro territorio privado, y para eso, se debe ser más inteligente que la persona que mal mete por decirlo así, la “cizaña” o que “crea conflictos a propósito para salirse con la suya”.

Empatía

Para llevarse mejor con la familia sea política o nuestra, también hay que ponerse en el lugar de cada miembro que la compone.

A veces estamos en una reunión familiar y alguien no tiene la mejor actitud, pero puede que esa persona esté atravesando un problema personal, no se sienta bien, esté frustrada/ por algo que no acepta o simplemente no está en su mejor momento de la vida.

De cualquier modo, ponerte en el lugar de tus seres queridos o de la familia política, te permitirá entenderlos mejor y no juzgarlos injustamente. Eso se llama empatía.

Debes controlar

Ten la mejor disposición y actitud, aunque tus tripas se te retuerzan. Debes controlarte. Los momentos en familia son para compartir de la mejor manera y no mirar qué hacen o dejan de hacer los demás.

Muchas veces, llevamos nuestros problemas personales a las reuniones familiares, demostrando una actitud de preocupación o hastío y eso no es lo correcto.

Intenta que cuando compartas con tus seres querido o familia política, solo tengas sonrisas para regalar, pues esto hará que ellos comprendan lo mucho que te alegra verlos y estarán felices de estar contigo.

Ten más sabiduría

No demuestres que te amargas al verlos, porque lo que te amarga, es sus problemas que haces como si fueran tuyos. Debes agradecer que sean así, porque son lecciones que debes aprender a liar y tu actitud es la que cuenta, aunque creas que no es así.

Evita el conflicto. Para llevarse mejor con la familia sea tuya o política, hay que superar los problemas, y no quedarse enganchado en ellos.

Si tienes algún problema con algún miembro de tu familia es hora de conversarlo, no solo por ustedes, sino por el bienestar de toda la familia.

Superar los problemas del pasado y dejarlos atrás, permitirá construir nuevos lazos que harán la unión más fuerte y cordial. Debes aprender a ser más inteligente y llena de sabiduría, aunque al principio te cueste.

La última palabra la tienes tu

Respetar las opiniones ajenas, también es importante para llevarse bien con la familia.

Puede que tus familiares o los suyos, no estén de acuerdo con algunas decisiones que has tomado en tu vida o viceversa, pero son familia y están en el derecho de expresar lo que creen que es mejor para cada integrante.

Por lo tanto, cuando alguien no esté de acuerdo con algo que dijiste o hiciste, respeta su punto de vista y agradece su opinión o preocupación por ti o por tu esposo. Pero, la última palabra, la tienes tu.

Para llevarse mejor con los familiares sean de tu parte o la de él, también es necesario no olvidar el cariño que los une a cada uno con vuestras familias de raíces, porque gracias a ellos y los ancestros que les precedieron, tu y tu esposo, están hoy aquí en este tiempo y en este lugar.

¿Perdonar o no?

A la familia uno le perdona todo porque es familia, porque han estado en tus mejores y peores momentos y porque te conocen mejor que nadie.

Entonces, cuando las cosas no vayan bien, recuerda el gran amor que sientes por ellos y continúa luchando por cosechar una mejor relación entre ustedes.

Lo mismo pasa con tu familia política y la relación que tiene tu cónyuge con ellos. Ambas partes se deben respetar.

Entiendo que es difícil aceptar a los demás, respetar opiniones ajenas, tener una buena predisposición y actitud positiva ante personas que les encanta generar conflictos porque no les gusta su vida, y es allí donde opinan como si estas personas fueran perfectas.

Poner límites

Entonces, tratemos de evitar conflictos innecesarios y quien los genere, ponerle un límite.

Y si no está en condiciones de aceptarlos, tiene dos opciones: irse por donde vino o hablar y tu poner los límites seriamente para que no vuelva a suceder conflictos y los acepte. Tu no tienes que hacerte problemas, ni que el cónyuge te obligue a aceptarlos.

El matrimonio es de dos, no de uno, ni de toda vuestras familias. Y como ambos tienen familias de raíz, deben empatizar uno con el otro.

En vuestras casas, son ustedes quien establecen reglas a las personas que no conviven con vosotros. Es esencial que se respete las decisiones.

Conclusión

Aquí te dejo algunas preguntas que pueden ayudar a entender mejor la situación y a encontrar posibles soluciones:

  1. ¿Cuál es el origen del conflicto familiar? ¿Cuál es la verdadera causa subyacente detrás de las diferencias familiares?
  2. ¿Cómo te sientes tú al respecto? ¿Qué impacto tiene el conflicto en tu vida?
  3. ¿Hay alguna forma de que puedas comunicar tus sentimientos y necesidades a los miembros de tu familia involucrados en el conflicto? ¿Cómo podrías hacerlo?
  4. ¿Están dispuestos los demás miembros de tu familia a hablar sobre el conflicto? ¿Hay alguna forma de abordar la situación de manera constructiva?
  5. ¿Hay algún punto en común entre todos los miembros de la familia involucrados en el conflicto? ¿Hay algún tema en el que todos estén de acuerdo?
  6. ¿Hay algún tercero neutral que pueda mediar en la situación y ayudar a encontrar una solución?
  7. ¿Cuáles son las posibles soluciones? ¿Hay algún compromiso que se pueda hacer para satisfacer a todas las partes involucradas?
  8. ¿Qué pasará si no se resuelve la situación? ¿Cómo afectará esto a largo plazo a la relación familiar?

Estas son solo algunas preguntas que pueden ayudar a abordar las diferencias familiares y encontrar soluciones. Cada situación es única, por lo que es importante abordarla de manera individualizada y considerar las necesidades y sentimientos de cada miembro de la familia involucrado.

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